Los profesores y practicantes de yoga nos enfrentamos en la actualidad a un gran problema. La práctica de yoga se ha extendido, su demanda ha aumentado de forma espectacular y en consecuencia han crecido el numero de profesores en muy poco tiempo.
Esto podría parecer muy positivo, pero bajo esta realidad se esconden peligros reales para los futuros profesores y practicantes de yoga.
Cuál es el aprendizaje correcto?. En yoga como en cualquier otra disciplina, no todo es válido y el trabajo debe estar muy bien marcado por parte de los profesores, escribía en otra entrada del blog sobre las secuencias y los tiempos. Cómo se ante qué profesor me encuentro?. Lo primero que suelo preguntar cuándo alguien me comenta que ha empezado clases de yoga es:
1. Has tenido en las primeras sesiones molestias en el cuello causadas por presiones sobre él?. Generalmente se introduce muy pronto la conocida postura de la vela, salamba sarvangasana, sobre el cuello sin emplear mantas y sin que el alumno haya aprendido y fortalecido su cuerpo en las posturas de pié. Si la respuesta es afirmativa, suelo decirles, sed siempre amables pero yo os recomiendo que no volváis. Seguro que la intención del profesor es buena, pero esto no es suficiente, su trabajo de investigación y formación sobre él mismo es fundamental.
(Sarvangasana en el sistema Iyengar se practica siempre con mantas y después de varios meses de preparación generalmente 6-7 meses, se busca la verticalidad del cuerpo y esta búsqueda sin el empleo de soporte para el cuello puede provocar lesiones cervicales). Cuando se enseña un tiempo muy breve y no se exige verticalidad minimizamos los riesgos pero la postura no ejercerá su auténtico efecto beneficioso en nosotros).
2. Has tenido problemas para dormir después de la sesión de yoga?
3. Llevas tiempo practicando y notas que se acumula la tensión debido a las posturas?
4. Conoces la titulación que tiene tu profesor y sabes lo que significa?
Si bien un título o muchos años de experiencia no siempre son garantías de éxito en la enseñanza, nos pueden dar una primera idea para examinar a nuestro profesor. Es luego fundamental nuestra sensibilidad como practicantes la que nos diga si el efecto de lo que estamos haciendo va en la dirección correcta.
Como practicantes tenemos el deber de hacernos estas preguntas. Un aspecto fundamental en la práctica de yoga es nuestra protección, cuidar nuestra salud y no someter a nuestro cuerpo a riesgo de lesiones, el principio de Ahimsa, "la no violencia" debe estar grabado en nuestra práctica. Las primeras posturas deberían ir encaminada al fortalecimiento de brazos y piernas, antes de abordar movimientos difíciles. Un profesor nunca está para lucirse, sino para acompañar al alumno en su práctica.
Es cierto y sobretodo los primeros años que controlar nuestra propia tensión es una tarea lenta, en ocasiones el dolor de cuello en las primeras sesiones es simplemente la tensión de nuestros trapecios, no es necesario posturas peligrosas para que duela. Debemos dar un margen y observar de dónde proceden las molestias.
Si encuentras un buen profesor se lo más regular posible y profundiza en el sistema, deberás esperar de él que te corrija las posturas, que observe tus ajustes y personalice los movimientos en tu cuerpo. Si no eres corregido es muy normal que repitas movimientos erróneos y estos acaben en lesiones.
En yoga marcamos muy a menudo el concepto de dolor bueno y dolor malo, que el alumno debe aprender a distinguir, como generalidad, un estiramiento correcto en posición quieta, sin sacudidas produce dolor bueno, sensación de creación de espacio en los músculos, por el contrario si el dolor es agudo como un pinchazo, especialmente si es en rodillas, se trata de un dolor que debemos evitar, nunca debería doler el cuello o las lumbares en los ejercicios.
Un profesor de yoga debería ser un buen practicante y enseñar las posturas con su propio cuerpo, el alumno aprende copiando, si los ajustes del profesor no son correctos el alumno seguirá sus pasos. En ocasiones los profesores son muy jóvenes y tienen cuerpos que les permiten con facilidad abordar movimientos difíciles, el profesor debería tener la madurez para entender que no todos los cuerpos son iguales y que personas mayores y rígidas no deberían ir a posturas avanzadas sin años de preparación con movimientos sencillos.
Muchas veces al tratarse de yoga se supone su práctica como movimientos libres, naturales, espontáneos, si esto fuera así, no nos encontraríamos ante una ciencia y un arte, palabras que se encuentran en su definición, sería como decirle a un estudiante de violín en las primeras clases; deja fluir libremente tus dedos, dales libertad, el instrumento jamás será dominado. Hablamos de dominio del cuerpo y la mente, sin emplear tensión y buscando las colocaciones que nos liberen, eso lleva años de entrenamiento y búsqueda con la ayuda de profesores experimentados.
En España tenemos una lista oficial de profesores de Yoga Iyengar, https://aeyi.org/la-asociacion/profesores/, sus títulos están certificados por el Instituto de Pune, estos profesores/as aunque sean del nivel básico, han pasado por exámenes y tienen un mínimo de practica personal de 5 años, tres de práctica previa y 2 años más que dura su periodo de formación. No es 100% una garantía, tu debes luego juzgar a través de tu sensibilidad, pero es un punto de partida bastante seguro si quieres comenzar esta disciplina con seriedad y minimizar los riesgos. No todos los profesores certificados por Pune estamos en la lista de la Asociación, por eso es también recomendable que busques las titulaciones de India:
