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  • Foto del escritorOlga Jiménez

Abhijata Iyengar (Brilla con luz propia)


Acaba de finalizar la convención europea de Yoga Iyengar con 800 participantes, valorada como un auténtico éxito por los participantes. Abhijata ha sido la profesora invitada. Los que somos profesores de yoga conocemos la dificultad de manejar una clase grande, en nuestras proporciones, pero un grupo de 800 personas sólo está al alcance de unos pocos.

He tenido la suerte de ver la evolución de Abhijata desde el año 1998 cuando se celebraba el 80 cumpleaños de B.K.S.Iyengar, era entonces una niña que se colocaba al fondo de la sala, resoplaba con las posturas y subía y bajaba los brazos muy a menudo con muestras claras de cansancio, han pasado 20 años desde entonces y aquella niña ha sido esculpida pos las manos de su abuelo, ha sido moldeada física y mentalmente adquiriendo una madurez y una sabiduría no acordes con su edad.

Los últimos años nuestro Maestro se dedicó casi por completo a ella, todas las sesiones de práctica en la sala del instituto eran sesiones de aprendizaje para ella y para los que tratábamos de seguir sus pasos guiados por el Maestro, luego uno tras otro íbamos cayendo ante la exigencia constante, ella no, en ocasiones lloraba y gemía por el esfuerzo, luego seguía con su amplia sonrisa y sus ojos calmados. El Maestro esculpía la postura, a veces casi durante horas hasta obtener el fruto esperado, entonces había unos instantes de magia, como si en la postura Maestro y discípula se fundieran en el conocimiento compartido. La transmisión de esta enseñanza estaba basada en este amor, es esta condición la que permite abrir el cuerpo sin romperlo, superar tus límites sin violencia y llegar a lo más profundo de nuestro ser, donde TODOS SOMOS UNO.

Ella puede así ser firme y dulce a la vez, puede ordenar y reír al mismo tiempo como hacía su abuelo, porque cabeza y corazón en la práctica correcta encuentran este difícil equilibrio.

La generosidad de la enseñanza de nuestro Maestro perdura ahora en manos de su gran legado, de su nieta, Abhijata Iyengar, como ahora se escribe su nombre, se ha ganado este cambio en el orden de sus apellidos con el sudor de su frente.

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